martes, 1 de julio de 2025

Prevost niega la divinidad de Cristo

 León XIV minimiza la multiplicación de los panes como "milagro de compartir" - Igual que Francisco – Gloria.tv



Gloria TV Noticias


León XIV envió un mensaje a la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), escribiendo sobre la "multiplicación de los panes" en el Evangelio:

"Nos damos cuenta de que el verdadero milagro realizado por Cristo fue mostrar que la clave para superar el hambre está en compartir y no en acaparar con avaricia".





Esta afirmación parece reflejar el espíritu del Papa Francisco. En múltiples ocasiones, incluso en el Ángelus del 2 de junio de 2013, Francisco habló de la multiplicación de los panes: "Este es el milagro: más que multiplicación, es compartir, inspirados por la fe y la oración".

San Ambrosio
“Incluso los herejes parecen poseer a Cristo, ya que ninguno de ellos niega el nombre de Cristo. Aun así, cualquiera que no confiesa todo lo que pertenece a Cristo, de hecho niega a Cristo”.

Prevost difunde el falso evangelio de Bergoglio

En las revelaciones a  Santa Brígida Cristo reprocha la infidelidad del Clero: “Ellos no hablan de mis acciones maravillosas ni enseñan mi doctrina, al contrario, enseñan amor al mundo”(4.132).»

 

Papa León XIII: “No puede haber nada más peligroso que aquellos herejes que admiten casi todo el ciclo de la doctrina y, sin embargo, con una sola palabra, como con una gota de veneno, infectan la Fe real y simple enseñada por Nuestro Señor y transmitida por la Tradición Apostólica”. (Auctor Tract. de Fide Ortodoxa contra Arianos).


La multitud no aprendió el tal gran “milagro de compartir” que descaradamente promueven estos heresiarcas, ya que el mismo Jesucristo les reprocha al día siguiente que lo buscaban por interés propio.

Juan 6:26 Jesús les respondió, y dijo: “En verdad, en verdad os digo: Que me buscáis, no por los milagros que visteis, mas porque comisteis del pan y os saciasteis.

 

San Agustín In Ioannem tract., 24.

Como multiplica las plantas por medio de unas pocas semillas, también multiplicó los cinco panes en las manos de los que los distribuían. El poder estaba en las manos de Jesucristo. Multiplicó aquellos cinco panes que eran como las semillas no arrojadas a la tierra, sino multiplicadas por Aquél que hizo la misma tierra.

 

León XIII: Toda verdad revelada, sin excepción, debe ser aceptada

El Papa León XIII en su Encíclica Satis cognitum declara que la Iglesia debe considerar como “rebeldes” y expulsar de sus filas a todo aquel que tenga creencias en cualquier punto de la doctrina diferente a la suya.






Beda

Mas las multitudes, cuando vieron el milagro que había hecho el Señor, se admiraban, porque todavía no habían comprendido que Jesús era Dios. Y por eso añade el evangelista: «Aquellos hombres, -como eran carnales, y todo lo entendían en sentido material-, decían: éste es verdaderamente el profeta que ha de venir al mundo».

 




Prevost no da un sermón que lleve al arrepentimiento, sino que utiliza el Evangelio para ofrecer un discurso político naturalista con fines puramente materialistas.

Prevost, en lugar de centrarse en cómo este milagro de Jesús da testimonio de su divinidad, desplaza su atención hacia la multitud e inventa el supuesto "milagro del compartir".


La herejía es asunto de la humana temeridad, y no puesto de la divina autoridad: cuando viene, siempre quiere enmendar el Evangelio. (Tertuliano)

 




Y acercándose el tentador le dijo: "Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan". Quien respondiendo dijo: "Está escrito, no de sólo pan vive el hombre, sino de toda palabra que procede de la boca de Dios". 

Rábano (Catena Aurea):

Este testimonio está tomado del Deuteronomio. Por lo que, si alguno no se alimenta de la palabra de Dios, no puede vivir, porque así como el cuerpo humano no puede vivir sin el alimento terreno, así el alma no puede vivir sin la palabra de Dios. Se dice que la palabra procede de la boca de Dios, cuando manifiesta su voluntad, por medio de las Sagradas Escrituras.


La Iglesia ha condenado la herejía del naturalismo y el racionalismo. Cabe destacar que Prevost promueve ambas ideas heréticas. Prevost no proclama el Evangelio de Cristo como el Redentor del Mundo que nos salva del pecado y la muerte eterna, sino que, como explicó el

arzobispo Fulton Sheen en Las tentaciones de Cristo en el desierto, el diablo quería que Cristo se convirtiera en un socialista que acabara con la pobreza y el hambre material, y lo tentó para que abandonara su misión redentora y convirtiera las piedras en pan. Judas el Traidor tampoco buscó a Cristo como el Salvador del Mundo, sino como un reformador socialista que resolvería los problemas materiales de su tiempo. Prevost hace exactamente lo mismo que Satanás, transformando a su falso «cristo» en un socialista que busca saciar el hambre material. Cabe destacar también que Prevost se dirige a un público ateo/agnóstico, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), cuyo objetivo supuestamente es acabar con el hambre material, ignorando a Dios. Prevost habla como cualquier político de izquierda y omite maliciosamente enseñarles que Jesús reprendió a la multitud por buscarlo solo para satisfacer su hambre material, y el peligro de rechazar a Jesús al no aceptarlo como Redentor (Juan 6:66), quien vino a salvarnos del pecado que conduce a la condenación eterna y a remediar nuestra hambre espiritual. Prevost peca por omisión al no recordarles que fuimos expulsados del Paraíso para que, en estado de pecado mortal, no comiéramos del Árbol de la Vida Eterna y fuéramos condenados eternamente. Peca por omisión al no anunciarles que Cristo bajó del Cielo para que pudiéramos comer el verdadero Pan en la Santa Eucaristía que da vida eterna.



Crisóstomo in Ioannem hom. 43

Pero la mansedumbre y la bondad no siempre son útiles. Con el discípulo desaplicado y torpe conviene usar del aguijón del estímulo. Esto es lo que hace aquí el Hijo de Dios. Cuando vinieron las multitudes y lo halagaban diciendo: "Maestro, ¿cuándo llegaste acá?", para manifestar que no ambiciona el honor que procede de los hombres, sino que únicamente se propone la salvación de los demás, les contesta reprendiéndoles, no sólo a fin de corregirles, sino queriendo darles a conocer aun lo mismo que pensaban. Prosigue: "Jesús les respondió y les dijo: en verdad, en verdad os digo que me buscáis, no por los milagros que habéis visto", etc.

 



San Agustín In Ioannem tract., 25.

Como diciendo: me buscáis por cosas materiales y no con fines espirituales.

 



Alcuino
Hablando en sentido espiritual, puede decirse que al día siguiente -esto es, después de la Ascensión de Jesucristo-, estando de pie la multitud -en las buenas acciones y no recostada en las pasiones de la tierra-, espera que venga Jesús a ella. Había una sola nave, y ésta es la Iglesia. Porque las demás naves que vinieron después son las sectas de los herejes, las cuales buscan sus propios intereses y no la gloria de Jesucristo ( Flp 2,21). Por esto muy oportunamente se les dice: "Me buscáis porque habéis comido el pan".

 






San Gregorio Moralium 23, 26


Por la persona de éstos, el Señor aparta también a los que dentro de su propia Iglesia y habiéndose acercado al El por las sagradas órdenes, no buscan en ellas los méritos de las virtudes, sino la satisfacción de los asuntos del mundo. El haber seguido al Señor después de saciados, equivale a haber recibido de la Iglesia los alimentos necesarios. Y no siguen al Señor por sus milagros, sino por los alimentos, creyendo que cumplen con el deber de la religión ansiando los auxilios corporales, sin que se cuiden del fomento de las virtudes.






Prevost no predica el Verdadero Evangelio de Cristo que lleva al arrepentimiento y a la conversión de Vida que tiene como objetivo la Santidad.




Santo Tomás de Aquino: El objeto de la fe y de la herejía es, por tanto, el depósito de la fe, o sea, la suma total de las verdades reveladas por la Escritura y la Tradición según nos la propone la Iglesia para que la creamos. El creyente acepta la totalidad del depósito según lo propone la Iglesia; el hereje acepta sólo aquellas partes que su juicio le recomienda. (II-II: 11)




Sin Arrepentimiento no hay Salvación


San Juan Bautista comenzó su predicación con un llamado al arrepentimiento, Jesucristo comienza su ministerio público llamando al arrepentimiento, San Pedro comienza su ministerio público llamando al arrepentimiento "Arrepentíos, y que cada uno de ustedes sea bautizado en el Nombre de Jesús, el Mesías, para que sus pecados sean perdonados..." y los exhortó diciendo: "Aléjate de esta generación malvada y sálvate a ti mismo". Y San Pablo señala que su ministerio consistió en llamar al arrepentimiento y a la conversión a judíos y gentiles. San Pablo lo explica en su defensa ante el rey Agripa: "Primero anuncié a los que están en Damasco y Jerusalén, y en toda Judea, y a los gentiles, que se arrepientan y se conviertan a Dios" (Hechos de los apóstoles 26, 20).

viernes, 27 de junio de 2025

Prevost promueve al apóstata prosodomía José Antonio Satué Huerto, impulsado por Bergoglio

 




León XIV promueve al  apóstata  pro-homosexual José Antonio Satué Huerto- "El hombre de Francisco en España"


San Pedro Damián: “¿Me pregunto, Oh abominables sodomitas , por qué después de buscar con tan ardiente ambición la altura de la dignidad eclesiástica ? ¿Por qué buscan con tanto anhelo atrapar a la gente de Dios en la red de la perdición de ustedes? "







Mateo 7:15-23

"Por sus frutos los conoceréis". Este pasaje advierte que los falsos profetas pueden parecer inofensivos, pero se les reconoce por sus malas acciones y malos frutos.

martes, 24 de junio de 2025

Santo Tomás de Aquino al comentar Romanos 1 señala que los sodomitas son idólatras

 




Catolicidad: SAN PABLO CONTRA LA HOMOSEXUALIDAD


La Sagrada Escritura y, especialmente el sentido común son tan claros sobre el tema de la homosexualidad que el Magisterio de la Iglesia ha tratado muy poco de esta materia. (1)


1. En el Antiguo Testamento, además del castigo de Sodoma (Génesis 19), debemos citar la ley dada por Dios a Israel: Lev. 18, 22 designa a la sodomía como una abominación, Lev 20, 13 castigada con la muerte). En el Nuevo Testamento, San Pablo condena explícitamente este vicio en varias epístolas (Romanos 1, 24-32, que se citan a continuación 1 Cor 6,10: "Ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los infames, ni los ladrones, [...] heredarán el reino de Dios (2)", 1 Tim 1,10, dice la misma manera que "los asesinos, los fornicarios, los infames [...](3)".


2. El sentido común también es suficiente para ver que este vicio es contra la naturaleza, puesto que utiliza al contrario de su finalidad natural una función que Dios ha dado para la transmisión de la vida. Una desviación así de grave, en un asunto tan importante para el bien común (el futuro de la sociedad depende de ello), resulta evidente que es gravemente pecaminosa.



Sin embargo, esto ya no aparece tan obvio para muchos de nuestros contemporáneos. Debemos ahora argumentar para defender lo que antes era evidente.

Comencemos pues el asunto, preguntando por qué y cómo se puede haber llegado a tal extremo.

Sobre este punto en particular la Sagrada Escritura, y San Pablo especialmente, van a aclararnos mucho.



San Pablo va hasta la raíz del mal


En el primer capítulo de su epístola a los Romanos, San Pablo no se limita, en efecto, a denunciar el vicio. Él establece claramente un vínculo causal entre la infidelidad (idolatría) y la impureza contra la naturaleza. Leamos el pasaje (Rom 1,18-32):


1. La idolatría de los gentiles es inexcusable, porque el verdadero Dios se manifiesta en la creación.

En efecto, la cólera de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que aprisionan la verdad en la injusticia; pues lo que de Dios se puede conocer, está en ellos manifiesto: Dios se lo manifestó. Porque lo invisible de Dios, desde la creación del mundo, se deja ver a la inteligencia a través de sus obras: su poder eterno y su divinidad, de forma que son inexcusables; porque, habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios ni le dieron gracias, antes bien se ofuscaron  en sus razonamientos y su insensato corazón  se entenebreció: jactándose de sabios se volvieron estúpidos,  cambiaron la gloria  del Dios incorruptible por una representación en forma de hombre corruptible, de aves, de cuadrúpedos, de reptiles.


2. Consecuencia de esta maldad, Dios los abandonó a sus pasiones.

Por eso Dios los entregó a las apetencias de su corazón hasta una impureza tal que deshonraron entre sí sus cuerpos; a ellos que cambiaron la verdad de Dios por la mentira, y adoraron y sirvieron a la criatura en vez del Creador, que es bendito por los siglos. Amén.


3. Consecuencia (continuación): el vicio contra la naturaleza

Por eso los entregó Dios a pasiones infames; pues sus mujeres invirtieron las relaciones naturales por otras contra la naturaleza; igualmente los hombres, abandonando el uso natural de la mujer, se abrasaron en deseos los unos por los otros, cometiendo la infamia de hombre con hombre, recibiendo en sí mismos el pago merecido de su extravío.


4. San Pablo repite su razonamiento: causa y consecuencia.

Y como no tuvieron a bien guardar el verdadero conocimiento de Dios, entrególos Dios a su mente insensata, para que hicieran lo que no conviene: llenos de toda injusticia, perversidad, codicia, maldad, henchidos de envidia, de homicidio, de contienda, de engaño, de malignidad, chismosos, detractores, enemigos de Dios, ultrajadores, altaneros, fanfarrones, ingeniosos para el mal, rebeldes a sus padres, insensatos, desleales, desamorados, despiadados, los cuales, aunque conocedores del veredicto de Dios que declara dignos de muerte a los que tales cosas practican, no solamente las practican, sino que aprueban a los que las cometen.



San Pablo lo dice pues y lo repite: la ceguera moral llevada hasta la aprobación de los vicios contra la naturaleza es una consecuencia de la impiedad. Una máxima atribuida a San Agustín resume esta enseñanza: Este estigma no es sólo un pecado, es más bien el castigo del pecado (4)



La explicación de Santo Tomás


En su comentario sobre la Epístola a los Romanos, Santo Tomás de Aquino insiste también:

           

Cabe señalar que es con razón que el Apóstol pone los vicios contra la naturaleza -que son el más grave de los pecados de la carne- como castigo por la idolatría. Se percibe que estos defectos parecen haber comenzado a desarrollase con la idolatría - es decir, los días de Abraham, cuando se reconoce generalmente que la idolatría comenzó. Se lee en el capítulo 19 del Génesis que estos defectos han sido castigados por primera vez en la persona de los habitantes de Sodoma. Y del mismo modo, los vicios de este tipo han crecido progresivamente a medida que creció la idolatría. Así se lee en el segundo libro de los Macabeos que Jasón se atrevió a poner los jóvenes más nobles en lugares infames (5) y no fue el comienzo, sino el desarrollo y el progreso de la adopción de costumbres paganas (6)


El Doctor Angélico se refiere indirectamente al mismo tema en una cuestión de su Summa Theologica. Se pregunta por qué el rito de la circuncisión fue instituida en la época de Abraham, y no justo después de la caída original. Él respondió que en la época de Adán, incluso después del pecado, la fe y la razón natural era todavía lo suficientementeAbraham, la religión se había debilitado al punto que la mayoría de personas se volcaron a la idolatría, y a la vez, la razón natural estaba oscurecida por las pasiones de la carne hasta el punto de hacer caer al hombre en pecado contra la naturaleza. Por lo tanto, era el momento en que Dios instituyese, para el hombre, un rito que fuese al mismo tiempo la señal de la fe en Dios, y un remedio para el deseo carnal (7).


Encontramos así, en esta respuesta, el vínculo entre el progreso de la idolatría y el de los vicios contra la naturaleza. El primero es una falta contra la naturaleza divina, Dios permite como castigo la segunda, que va en contra de la naturaleza del hombre (8).



Confirmación en el siglo XVII


En el siglo XVII, el famoso exégeta Cornelius a Lapide (9) confirma esta explicación:


Las pasiones monstruosas son la pena de la infidelidad, la impiedad y la herejía (10).


Tras señalar que los herejes de su tiempo (protestantes) han manifestado la verdad de esta frase en sus costumbres (11), investiga la causa de ese vínculo entre la impiedad y la impureza. Da dos razones.


1. En primer lugar, porque donde no hay fe, no hay gracia de Dios; y donde no hay gracia de Dios, no encontramos la castidad, sino todo tipo de concupiscencias. Era justamente por eso que Lutero decía que la fornicación era tan necesaria al hombre como el alimento, y que se oye por todos lados, entre los innovadores, el axioma de que la castidad es imposible; porque, realmente, es imposible a Lutero y a los herejes. Eso es justo lo que San Jerónimo dijo: "Es difícil encontrar a un hereje que ame la castidad; aunque la pueda recomendar por palabras y alabarla".


2. En segundo lugar, a causa de que la herejía y la infidelidad nacen del orgullo, y que la pasión impura es el castigo del orgullo, del mismo modo en que la castidad es la recompensa de la humildad (12).



Confirmación al día de hoy


La conclusión se impone por sí misma: la repugnante invasión de los vicios de Sodoma en nuestros países -y su formalización por infames leyes- no son sólo azotes sociales. Son también, y principalmente, castigos.

Nuestros países son, hace tiempo, oficialmente apóstatas; oficialmente ateos. Incluso, por la ideología de los derechos humanos, oficialmente idólatras. Por tanto, es natural, lógico, necesario, que estas costumbres se instalen en ellos. San Pablo dijo:


No tienen excusa, porque habiendo conocido a Dios, no lo glorificaron como a Dios, y le dieron gracias, sino que se entregaron a sus deseos y sus corazones sin inteligencia se hundieron en la oscuridad. [...] Por eso Dios los entregó a las pasiones vergonzosas [...] Ya que no se preocuparon por conocer a Dios, Dios los entregó a su mente réproba.



Esto no quiere decir que en el orden individual sólo un idólatra, o un impío, puedan experimentar las tentaciones contra la naturaleza. Todos los seres humanos están marcados por el pecado original y el desorden de la naturaleza se manifiesta de diferentes maneras en cada uno. Sin contar las patologías propiamente dichas, uno nacerá más propenso a la ira, el segundo fue la pereza, y otro más vulnerable a tal o cual tentación de lujuria. Una educación inadecuada, choques psicológicos mal curados u ocasiones precoces de escándalo podrán exacerbar y agravar esta herida, en la fragilidad de la infancia o la adolescencia. En este caso, como frente a cada uno de los pecados capitales, sólo la lucha diaria, con la oración y la gracia de Dios, permitirá superar el vicio y establecer la virtud.


Pero en el orden público, aquel de cada nación, la aceptación del vicio contra la naturaleza, tal como lo estamos experimentando hoy en día, no puede ser más que un castigo. La paganización de las costumbres es la consecuencia inevitable de la paganización de las ideas.

Los vicios (homosexuales) contra la naturaleza también son contra Dios: Santo Tomás de Aquino

 



¿Qué dice el Doctor Angélico sobre el pecado de sodomía? Santo Tomás de Aquino lo considera incalificable, porque cometer el pecado contra natura hace que el hombre se degrade incluso más allá de su naturaleza animal.


Este es el tono severo que siempre adoptaron los Doctores de la Iglesia con respecto a este vicio, hasta la entrada en escena del Concilio Vaticano II y sus tolerantes posturas sobre la moral.

Santo Tomás de Aquino

"Se llaman pasiones de ignominia (los pecados contra la naturaleza) porque no son dignas de ser nombradas, según aquel pasaje de Efesios 5:12: 'Porque es vergonzoso aun hablar de las cosas que hacen en secreto'.

«Pues si los pecados de la carne son comúnmente censurables porque conducen al hombre a lo que es bestial en él, mucho más lo es el pecado contra la naturaleza, por el cual el hombre se degrada incluso por debajo de su naturaleza animal» ( Super Epistulas Sancti Pauli Ad Romanum I, 26, pp. 27-28).

En la Summa Theologiae , Santo Tomás explica que cuando se viola el orden de la naturaleza, se inflige una lesión a Dios, el Autor de la naturaleza, lo que hace que el pecado homosexual sea aún más grave:

«Así como el orden de la recta razón procede del hombre, así también el orden de la naturaleza proviene de Dios mismo: por lo tanto, en los pecados contra la naturaleza, por los cuales se viola el orden mismo de la naturaleza, se inflige una lesión a Dios, el Autor de la naturaleza».

Por eso dice Agustín ( Confes . 3, 8): «Esas infames ofensas contra la naturaleza deberían ser detestadas y castigadas en todo tiempo y lugar, como las del pueblo de Sodoma, que si todas las naciones las cometieran, serían culpables del mismo delito, según la ley de Dios, que no creó a los hombres de tal manera que se abusaran unos a otros.

Porque incluso esa misma relación que debería existir entre Dios y nosotros se viola cuando esa misma naturaleza, de la que Él es el Autor, se contamina con la perversidad de la lujuria.» (II, II, q. 154, a. 12)

Apud Atila S. Guimaraes,
TIA, 2004, pp. 26-27


San Agustín en sus famosas confesiones condenó el vicio de la homosexualidad:

Así pues, todos los pecados contra naturaleza, como fueron los de los sodomitas, han de ser detestados y castigados siempre y en todo lugar, los cuales, aunque todo el mundo los cometiera, no serían menos reos de crimen ante la ley divina, que no ha hecho a los hombres para usar tan torpemente de sí, puesto que se viola la sociedad que debemos tener con Dios cuando dicha naturaleza, de la que él es Autor, se mancha con la perversidad de la libídine. (San Agustín. Las Confesiones, L. III, c.8, n.15)

 San Agustín en su obra De Adulterin. Coniugiis : De todos éstos, es decir, de los pecados pertenecientes a la lujuria, el peor es el que va contra la naturaleza.

2 Pedro 2:6 Dios también condenó a la destrucción a las ciudades de Sodoma y Gomorra, quemándolas hasta dejarlas hechas cenizas, para que sirvieran de ejemplo de lo que habría de suceder a los malvados (poniéndolas para escarmiento de los que vivirán impíamente).

1 Timoteo 1:9-10
 conociendo esto, que la ley no fue dada para el justo, sino para los transgresores y desobedientes, para los impíos y pecadores, para los irreverentes y profanos, para los parricidas y matricidas, para los homicidas, para los fornicarios, para los sodomitas, para los secuestradores, para los mentirosos y perjuros, y para cuanto se oponga a la sana doctrina.

SUMA TEOLÓGICA

IIa-IIæ

CUESTIÓN 154

LAS ESPECIES DE LA LUJURIA

El pecado contra la naturaleza, ¿es una especie de la lujuria?

Objeciones por las que parece que el pecado contra la naturaleza no es una especie de la lujuria:

1ª. En la anterior enumeración de las especies de lujuria no se menciona el vicio contra la naturaleza. Luego no es una especie de lujuria.

2ª. La lujuria se opone a una virtud, y como tal queda incluida bajo la malicia. Pero el vicio contra la naturaleza no está contenido bajo la malicia, sino bajo la bestialidad, según atestigua Aristóteles, en VII Ethic. Luego el vicio contra la naturaleza no constituye una especie de lujuria.

3ª. La lujuria tiene como materia propia actos ordenados a la generación humana. Pero el vicio contra la naturaleza se refiere a actos de los que no puede seguirse la generación. Luego no es una especie de la lujuria.

Contra esto está el pasaje de II Cor., 12, 21, donde figura el vicio contra la naturaleza al enumerar otras clases de lujuria: No hicieron penitencia de su inmundicia, de su fornicación y su lascivia; sobre lo cual comenta la GlosaInmundicia, es decir, lujuria contra la naturaleza.

Respondo que existe una determinada especie de lujuria en la que hay una razón de torpeza que hace que el acto venéreo sea malo.

Esto puede darse bajo un doble aspecto.

En primer lugar, porque choca contra la recta razón, como sucede en todo vicio de lujuria.

En segundo lugar, porque se opone también al mismo orden natural del acto venéreo apropiado a la especie humana, y entonces se llama vicio contra la naturaleza.

Esto puede suceder de varios modos.

Primero, si se procura la polución sin coito carnal, por puro placer, lo cual constituye el pecado de inmundicia, al que suele llamarse molicie.

En segundo lugar, si se realiza el coito con una cosa de distinta especie, lo cual se llama bestialidad.

En tercer lugar, si se realiza el coito con el sexo no debido, sea de varón con varón o de mujer con mujer, como dice el Apóstol en Rom., 1, 26-27, y que se llama vicio sodomítico.

En cuarto lugar, cuando no se observa el modo natural de realizar el coito, sea porque se hace con un instrumento no debido o porque se emplean otras formas bestiales y monstruosas antinaturales.

A las objeciones:

1ª. En la objeción se enumeran las especies de lujuria que no se oponen a la naturaleza humana; por eso no se alude al vicio contra la naturaleza.

2ª. La bestialidad se distingue de la malicia, que se opone a la virtud humana en cuanto a un exceso acerca de la misma materia. Por eso puede incluirse en el mismo género.

3ª. El lujurioso no busca la generación humana, sino el placer venéreo, que puede experimentarse sin realizar actos de los cuales se sigue la generación. Y esto es lo que se busca en el vicio contra naturaleza.




Santa Caterina de Siena y San Bernardino de Siena, llegaron a afirmar que la sodomía es el pecado más grave después del pecado en contra del Espíritu Santo, sin embargo, si se practica la sodomía persistentemente, en violación de los mandamientos de Dios, también se convierte en un pecado en el cual no hay perdón: “… Los que cometen el pecado maldito contra la naturaleza, son tales como los tontos y los ciegos, después de haber eclipsado a la luz de su inteligencia, no se dan cuenta del hedor y la miseria en la que están …” (Santa Catalina de Siena, el diálogo de la Divina Providencia, cap. 124)