Astana: el rígido Francisco sigue obsesionado con la rigidez
Gloria Tv Noticias
Francisco, que es un nostálgico del fracasado Concilio Vaticano II, soltó otro desplante de rigidez el 15 de septiembre al decir al clero local en la catedral de Astana que no fuera “nostálgico”, que no se quedara “anclado en el pasado” y que no estuviera “paralizado e inmóvil”.
En una actitud quejosa, rígida, ideológica y moralizante, Francisco insistió en una Iglesia “sin quejas, que rechaza la rigidez, el dogmatismo y la moralización”.
Insistió en dar más espacio a los laicos “para que nuestras comunidades no se vuelvan rígidas o clericales”, pero no dijo de dónde debería salir el dinero para pagar sus salarios.
Predicó que los seminarios no deben ser “lugares de rigidez y formalidad”, aunque este peligro es bajo ya que la mayoría de los seminarios del Novus Ordo están vacíos.
En un discurso en el VII Congreso de Líderes de Religiones Mundiales y Tradicionales, cuya declaración fue cambiada en forma secreta, Francisco dijo que “las formas rígidas y asfixiantes de la religión no pertenecen al futuro sino al pasado”.
Estas palabras caracterizan acertadamente a la moribunda religión del Vaticano II de Francisco, que es efectivamente rígida y asfixiante y pertenece al pasado.
En una actitud quejosa, rígida, ideológica y moralizante, Francisco insistió en una Iglesia “sin quejas, que rechaza la rigidez, el dogmatismo y la moralización”.
Insistió en dar más espacio a los laicos “para que nuestras comunidades no se vuelvan rígidas o clericales”, pero no dijo de dónde debería salir el dinero para pagar sus salarios.
Predicó que los seminarios no deben ser “lugares de rigidez y formalidad”, aunque este peligro es bajo ya que la mayoría de los seminarios del Novus Ordo están vacíos.
En un discurso en el VII Congreso de Líderes de Religiones Mundiales y Tradicionales, cuya declaración fue cambiada en forma secreta, Francisco dijo que “las formas rígidas y asfixiantes de la religión no pertenecen al futuro sino al pasado”.
Estas palabras caracterizan acertadamente a la moribunda religión del Vaticano II de Francisco, que es efectivamente rígida y asfixiante y pertenece al pasado.
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