Fiesta: 28 de junio
Padre de la Iglesia
Obispo de Lyon (León de Francia, ciudad del sur de Francia)
San Jerónimo le da el glorioso título de Mártir. Murió, según se cree, durante la persecución de Septimus Severus en el año 202.
El Papa Benedicto XV extendió su fiesta a la Iglesia universal.
San Ireneo condenó el vicio de la homosexualidad, luchó contra las herejías y defendió la Tradición Católica
Además de esta blasfemia contra Dios, él [Marción], hablando con la boca del diablo, dijo en directa oposición con la verdad, él y otros como él, los sodomitas, los egipcios, y todas las naciones que practicaban todo tipo de abominación, fueron salvados por el Señor.
4 La sabiduría no entra en un alma perversa,
ni vive en un cuerpo entregado al pecado.
En su obra contra los herejes San Ireneo explica que los apóstatas no reciben la herencia de Dios porque desprecian a Dios y se rebelan contra Él.
4.13. Los hijos del maligno
41,1. El afirmó que algunos de los ángeles pertenecen al diablo, y para ellos se preparó el fuego eterno (Mateo 25,41). También dice en la parábola de la cizaña: «La cizaña son los hijos del maligno» (Mateo 13,38). Por eso debemos decir que adscribió a todos los apóstatas a aquel que es el iniciador de la transgresión. No es que (el demonio) haya creado en cuanto a su naturaleza a los ángeles y a los seres humanos. En efecto, nada se halla (en la Escritura) que el diablo haya hecho, pues él mismo es una creatura de Dios, como lo son los demás ángeles. Dios fue quien hizo todas las cosas, como dice David: «Dijo, y todas las cosas fueron hechas; lo mandó, y fueron creadas» (Salmos 33[32],9).
41,2. Y como Dios creó todas las cosas, pero el diablo se convirtió en causa de la apostasía propia y de los otros, con justicia la Escritura a quienes perseveran en la apostasía siempre los llama hijos del diablo y ángeles del maligno. Según hemos explicado anteriormente, de dos maneras se puede llamar hijo a una persona: o por naturaleza, en cuanto que es hijo de nacimiento; o porque se hace hijo y se le tiene por tal. Y hay diferencia entre nacer y hacerse: porque el primero nace de otro; en cambio el segundo es hecho por otro, es decir, o en cuanto a su ser o en cuanto a la enseñanza doctrinal; pues suele llamarse hijo de un maestro también a quien éste educa con su palabra, y al maestro se le llama padre. En cambio, por naturaleza todos somos hijos de Dios por la creación, pues él nos ha hecho. Mas en cuanto a la obediencia y la doctrina, no todos son hijos de Dios, sino los que creen en él (Juan 1,12) y hacen su voluntad (Mateo 12,50). Quienes no creen ni hacen su voluntad son hijos y ángeles del diablo, porque hacen la voluntad del diablo (Juan 8,41.44). Por eso dice Isaías: «Hijos crié y elevé, pero ellos me despreciaron» (Isaías 1,2). Y también los llama hijos de extraños: «Esos hijos extranjeros me engañaron» (Salmos 18[17],46). Por naturaleza son sus hijos, porque él los hizo; pero por sus obras no son sus hijos.
41,3. Entre los seres humanos, los hijos rebeldes a sus padres que reniegan de ellos, son hijos por naturaleza; pero por ley se pueden enajenar, pues sus padres naturales los desheredan. De modo semejante quienes no obedecen a Dios y reniegan de él, dejan de ser sus hijos. Por eso no pueden recibir su herencia, como dice David: «Desde antes de nacer se corrompen los malvados, su veneno es semejante al de la víbora» (Salmos 58[57],4-5). Por eso el Señor, sabiendo que eran hijos de seres humanos, sin embargo les llamó «raza de víboras» (Mateo 23,33), pues se parecen a esos animales por su modo tortuoso de moverse para dañar a los demás: «Cuidaos, dijo, de la levadura de los fariseos y saduceos» (Mateo 16,6). Y afirmó de Herodes: «Id y decid a esa zorra» (Lucas 13,32), para dar a entender su dolo y su astucia llena de malicia. Por eso el profeta Jeremías dijo: «El hombre a quien se eleva a los honores se convierte en bestia» (Salmos 49[48],21). Y también: «Se hicieron como caballos en celo ante la hembra, cada uno de ellos relincha por la mujer del prójimo» (Jeremías 5,8).
Isaías, predicando en Judea en disputa con Israel los llamaba «príncipes de Sodoma y pueblo de Gomorra» (Isaías 1,10). Así daba a entender que ellos se habían hecho semejantes a los sodomitas, por la transgresión y por cometer los mismos pecados: por la semejanza de sus actos los llamó con la misma palabra. No es que Dios los hubiera hecho así por naturaleza, ya que ellos podían obrar justamente, pues les dijo dándoles un buen consejo: «Lavaos, purificaos, arrojad de vuestros corazones la maldad ante mis ojos, apartaos de vuestras iniquidades» (Isaías 1,16); porque ellos cometían pecado como los sodomitas, también como ellos recibirían el castigo; mas si se convertían, hacían penitencia y se apartaban de sus maldades, podían volver a ser hijos de Dios y alcanzar la herencia de la incorrupción que él otorga. En este sentido llamó a quienes creen en el diablo y actúan según sus obras, ángeles del diablo e hijos del maligno. Uno y el mismo Dios los creó a todos en un principio; cuando creen en Dios, lo obedecen, perseveran en guardar su doctrina, son hijos de Dios; mas cuando se apartan de él y pecan, se les adscribe al diablo, el cual desde el principio se convirtió en causa de la apostasía, propia y de los otros.
Oración a San Ireneo para que Francia rechace las filosofías anticristianas gnósticas:
Del Año Litúrgico de Dom Prospero Gueranger
— Los hijos de los mártires que murieron contigo han permanecido siempre fieles a Jesucristo; Tú, cuya misión y dignidad admirablemente expusiste a sus padres, junto con María y con el Precursor del Dios humanado, que comparte tan plenamente su amor, protégelos contra todo flagelo del cuerpo y del alma. Libra a Francia, y aleja de ella otra vez la invasión de una falsa filosofía, que hoy en día pretende revivir las aberraciones del Gnosticismo. Haz que la verdad brille una vez más en los ojos de tantos a quienes la herejía, bajo estos disfraces multiformes, mantiene alejados del único aprisco de salvación. Oh Ireneo, mantén a los cristianos en la única paz Digna de este nombre; guarda puras las mentes y los corazones de aquellos a quienes aun no ha mancillado el error. Y ahora, en fin, prepáranos a todos a celebrar como corresponde, a los gloriosos Apóstoles Pedro y Pablo, y juntamente la ponderosa primacía de la madre de todas las iglesias.
Sobre las enseñanzas inmutables de la fe católica el Papa Pío IX en la carta apostólica Ineffabilis Deus declaró:
"Porque la Iglesia de Cristo, guardiana vigilante que es y defensora de los dogmas depositados en ella, nunca cambia nada, nunca disminuye nada, nunca les añade nada; sino que con toda diligencia trata fiel y sabiamente los documentos antiguos; si realmente son de origen antiguo y si la fe de los Padres los ha transmitido, ella se esfuerza por investigarlos y explicarlos de tal manera que los antiguos dogmas de la doctrina celestial se hagan evidentes y claros, pero conserven su plena, integral, y propia naturaleza, y crecerán sólo dentro de su propio género, es decir, dentro del mismo dogma, en el mismo sentido y con el mismo significado". (Papa Pío IX, "Ineffabilis Deus", 1854)
San Vicente de Lérins, Padre de la Iglesia, en su obra “Commonitorio”, nos enseña - Pero, ¿y si se trata de una novedad herética que no está limitada a un pequeño grupo, sino que amenaza con contagiar a la Iglesia entera? -En tal caso, el cristiano deberá hacer todo lo posible para adherirse a la antigüedad, la cual no puede evidentemente ser alterada por ninguna nueva mentira.
San Ireneo ruega por nosotros.
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