San Agustín In Ioannem tract., 26.
Quiere que se entienda por esta comida y esta bebida la unión que hay entre su cuerpo y sus miembros, como es la Iglesia en sus predestinados, en los llamados, en los justificados, en los santos glorificados y en sus fieles.
Este sacramento (esto es, la unidad del cuerpo y la sangre de
Jesucristo), que en algunos lugares se prepara todos los días en la mesa
del Señor y en otros, sólo de tiempo en tiempo y se recibe de la mesa
del Señor, para unos es vida, para otros condenación.
Pero la entidad de aquello que constituye el sacramento, da vida a todo
hombre, y a ninguno sirve de condenación, cualquiera que sea el que de
ella participa. Y para que no creyesen que por medio de esta comida y
esta bebida se ofrecía la vida eterna de tal modo que aquéllos que la
recibiesen ya no morirían ni aun en cuanto al cuerpo, saliendo al
encuentro de esta idea, continuó diciendo: "Y yo le resucitaré en el
último día", con el fin de que tenga entre tanto la vida eterna, según
el espíritu, en el descanso donde se encuentran las almas de los justos.
Mas en cuanto al cuerpo, ni aun éste carecerá de vida eterna, porque en
la resurrección de los muertos, cuando llegue el último día, la tendrá.
San Agustín De verb. Dom. serm. 11
Y en realidad, muchos que comen aquella carne y beben aquella sangre hipócritamente, se hacen apóstatas.
¿Acaso permanecen en Cristo y Cristo en ellos? Pero hay cierta manera
de comer aquella carne y de beber aquella sangre, para que el que la
coma y la beba permanezca en Cristo y Cristo en él.
San Agustín In Ioannem tract., 26.
Como
los hombres desean conseguir mediante la comida y bebida saciar para
siempre su hambre y su sed, esto en realidad no lo satisface nada sino
esta comida y esta bebida, que hace inmortales e incorruptibles a
aquéllos que la reciben; esto es, a la misma sociedad de los santos, en
donde se encontrará la paz y unidad plena y perfecta. Por lo tanto,
nuestro Señor recomendó su cuerpo y su sangre como cosas que se reducen y
refieren a cierta unidad, porque de muchos granos se forma otro cuerpo
(esto es, el pan), que es un solo todo y lo mismo sucede respecto del
vino, que se forma por la reunión de muchos racimos. Después manifiesta
en qué consiste comer su cuerpo y beber su sangre, diciendo: "El que
come mi carne, etc., permanece en mí y yo en él". Esto es, pues, comer
aquella comida y beber aquella bebida, a saber: permanecer en Cristo y
tener a Cristo permaneciendo en sí. Y por esto el que no permanece en
Cristo y aquél en quien Cristo no permanece, sin duda alguna ni come su
carne ni bebe su sangre, sino que, por el contrario, come y bebe sacramento de tan gran valía para su condenación.
San Agustín De verb. Dom serm. 11
Como diciendo: Yo vivo como el Padre. Y para que no se crea que es ingénito, añadió: "por el Padre", manifestando, aunque veladamente, que el Padre es su principio. Y cuando dice: "Así también el que come, él mismo vivirá por mí", no dice esto sencillamente de la vida, sino de la vida de santidad. Porque viven también los infieles, aunque no comen de aquella carne. Y tampoco dice esto en cuanto a la resurrección general, porque también resucitarán; sino que habla de la vida de la gloria y que tiene recompensa.
|
Sacrilegio en la Catedral de Manila |
|
Donde Bergoglio fue tratado como un dios y Jesucristo irreverentemente, las hostias consagradas cayeron en el suelo y fueron pisoteadas (16 de enero 2015 en la Catedral de Manila ) |
La Doctrina de Demonios es identificada como la doctrina de Jezabel en Apocalipsis 2:20 Que consiste en el sacrilegio que cometen los fornicarios.
"extraviar a mis siervos hasta hacerlos fornicar y comer de los sacrificios de los ídolos.
Un sacerdote que profana la Eucaristía es un traidor que actúa como un satanista.
En el Antiguo Testamento se nos habla de un Rey al que su esposa Jezabel lo indujo a robarse una viña que no era suya el libro del Apocalipsis la vuelve a mencionar a la profetiza Jezabel identificándola como la falsa doctrina a que ofrece culto a Baal a que corrompe al pueblo de Dios y la cual es tolerada por muchos dentro de la Iglesia esa doctrina enseña el culto a los falsos dioses y a comer comida sacrificada a los ídolos y a cometer inmoralidades sexuales.
San Jerónimo
Cuenta una historia antigua que Filipo, hijo de Herodes el mayor y hermano de este Herodes, se casó con Herodías, hija de Aretas, rey de la Arabia; y que después el suegro, por ciertas desavenencias contra el cuñado, se llevó a su hija, y para mortificar al primer marido la casó con Herodes, su enemigo. Luego, Juan Bautista, que había venido con el espíritu y la virtud de Elías ( Lc 1), con la misma autoridad con que éste había reprendido a Acab y a Jezabel ( 1Re 21), reprendió a Herodes y a Herodías por su matrimonio ilegítimo. El les dijo que no era lícito, mientras viviera su hermano, tomar por esposa a su mujer, prefiriendo correr los perjuicios de un rey que olvidar en la adulación los mandamientos de Dios.
Profecías de la Beata Ana Catalina Emmerich:
PROFANACIÓN DE LA EUCARISTÍA Vi muy a menudo a Jesús mismo cruelmente inmolado sobre el altar por la celebración indigna y criminal de los santos misterios..
La Virgen en la aparición del Bueno Suceso también nos advirtió:
“Los Sacramentos serán atacados, oprimidos y despreciados; Ay ! cuánto siento al manifestarte que habrán muchos y enormes sacrilegios públicos y también ocultos».
La Sagrada Eucaristía será profanada y aplastada
“Habrá profanaciones de la sagrada Eucaristía! ¡Muchas veces, en esa época, los enemigos de Jesucristo, instigados por el demonio, robarán en las ciudades las Hostias Consagradas, con el único fin de profanar las Especies Eucarísticas! ¡Mi Hijo Santísimo será arrojado al suelo y pisoteado por pies inmundos».
También serán castigados los sacerdotes que participan en estos sacrilegios
Nos explica San Alfonso María de Ligorio:
“Cuánto mayor es la altura a que le sublimó Dios, dice San Bernardo, tanto mayor será el precipicio” (...). “Quien se cae del mismo suelo, dice san Ambrosio, no se suele hacer mucho daño, pero quien cae de lo alto no se dice que cae, sino que se precipita, y por eso la caída es mortal” (...). “Todo pecado del sacerdote es pecado de malicia como lo fue el pecado de los ángeles, que pecaron a plena luz. “Es un ángel del Señor, dice San Bernardo, es pecado contra el cielo (...).“todo pecado de malicia es pecado contra el Espíritu Santo, el pecado contra el Espíritu Santo, dice San Mateo no se (le) perdonará ni en este mundo ni en el venidero [Mt 12, 32]
Nuestro Salvador rogó en la cruz por sus perseguidores diciendo: Padre, perdónalo porque no saben lo que hacen [Lc 23, 34]; y esta oración no vale a favor de los sacerdote malos, sino que, al contrario, los condena, pues los sacerdotes saben lo que hacen. Se lamentaba Jeremías, exclamando: ¡Ay, como se ha oscurecido el oro, ha degenerado el oro mejor! [Lam. 4, 1]. Este oro degenerado, dice el cardenal Hugo, es precisamente el sacerdote pecador, que tendría que resplandecer de amor divino, y con el pecado se trueca en negro y horrible de ver, hecho objeto de honor hasta el mismo infierno y más odioso a los ojos de Dios que el resto de los pecadores, San Juan Crisóstomo dice que “el Señor nunca es tan ofendido como cuando le ofenden quienes están revestidos de la dignidad sacerdotal” (...). San Juan Crisóstomo tiene ya por condenado al sacerdote que durante el sacerdocio comete un solo pecado mortal: “Si pecas siendo hombre particular, tu castigo será menor, pero si pecas siendo sacerdote estás perdido”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario