jueves, 24 de julio de 2025

El bergogliano José Leopoldo González González profana el sacerdocio y traiciona a Cristo para complacer al mundo


Ustedes no aman a Dios ni lo obedecen.
 ¡Oh gente infiel! ¿No saben ustedes que ser amigos del mundo es ser enemigos de Dios? Cualquiera que decide ser amigo del mundo, se vuelve enemigo de Dios.  Santiago 4:4 

Nuestros jóvenes católicos están siendo corrompidos y adoctrinados por marxistas y activistas homosexuales que se han infiltrado en el sacerdocio



1 Juan 2:15 No améis al mundo ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él.


2 Timoteo 2: 5-6
 Ningún soldado se enreda en asuntos de la vida civil si quiere complacer al que lo alistó en el ejército.
El atleta no puede conseguir la victoria si no se atiene a las reglas del deporte.


Marie-Julie Jahenny (1850-1941)
Nuestro Señor le advierte acerca de los tiempos actuales
Marie-Julie dijo: “Veo que durante un tiempo lo suficientemente largo, el Santo Sacrificio será prohibido. Las Iglesias se convertirán en un refugio para el ganado; van a ser utilizadas como salas de recreo ( de placer ), donde el infierno vendrá para bailar con blasfemias mientras cantan”.


 

El hijo de Perdición: “les enseñará a los hombres cosas contrarias a Dios [ ; ] será hostil a todos los que adoran a Dios.” “Entonces la mayor parte de los hombres abandonarán la auténtica fe católica y se convertirán al hijo de la perdición.” Libro obras divinas XXVII de Santa Hildegarda.

 

Nuestro Señor  Jesucristo le revela a Santa Brígida su reclamo contra los malos sacerdotes: "Ellos no hablan de mis acciones maravillosas ni enseñan  mi doctrina, al contrario, enseñan el  amor al mundo" (4.132). El pueblo... y los sacerdotes... no se han separado de las gentes de la tierra con sus abominaciones... ¡Más aún, los líderes y gobernantes toman parte encabezando esta apostasía! (Esdras 9:1-2).

Contra los clérigos y laicos apóstatas: 
Estos Cristiano apostatas son miembros de la Iglesia de Cristo solo en apariencia, mientras que sus corazones pertenecen al mundo, la carne y el diablo. Casi nadie cree que Cristo es un juez justo que castigara severamente a las personas malvadas después de la muerte. Y aquellos que forman parte de la Iglesia pero no pertenecen a ella por sus malas vidas, atacan y oprimen a los elegidos de Dios que permanecen fieles a El (1.5). 

 

Libro 3 Capítulo 5: Por estos timoneros me refiero a todos aquellos que ejercen poder material o poder espiritual en el mundo. Muchos de ellos aman tanto su propia voluntad que no les importan las necesidades de las almas a su cargo ni las feroces tormentas del mundo, ya que ellos están por su propia libre voluntad atrapados en las tormentas del orgullo, la avaricia y la impureza. La desdichada población imita sus acciones, pensando que están sobre un buen camino. De este modo los gobernantes se llevan a sí mismos y a los que a ellos están sujetos a la perdición al seguir todos y cada uno de sus deseos egoístas.  
Santo Tomás: “La cama es estrecha, y uno de los dos se cae; manta pequeña no cubre a dos (Is 28, 20); donde al corazón del hombre se lo compara con una cama estrecha y una manta pequeña. Ya es estrecho el corazón humano para Dios solo; si además das en el entrada a otras cosas, arrojas a Dios”.

 




San Gregorio de Nisa: “Es propio de todos aquellos que nada esperan de la otra vida, ni temen los juicios de Dios, el andar solícitos por las cosas superfluas”. ( Catena Aurea, vol. VI, p. 94).

 

“Solo pronunciar o leer una homilía en una iglesia no es predicar. La predicación debe buscar mover las voluntades; la predicación debe motivar a los hombres a cambiar sus vidas para salvar sus almas del Infierno.” Padre Marcel Nault


 
No sigas la muchedumbre para obrar mal, ni en el juicio te acomodes al parecer del mayor número, de modo que te desvíes de la verdad. Éxodo 23:2

 San Alfonso María de Ligorio, enseñando sobre la gravedad del pecado del sacerdote, explica que todos los pecados de los sacerdotes son pecados de Malicia, y todo pecado de malicia es un pecado de blasfemia contra el Espíritu Santo, equivalente al pecado de los ángeles apóstatas.

San Alfonso María de Ligorio advierte: El mal ejemplo de los sacerdotes, dice el doctor de la Iglesia, «roba a Jesucristo las almas redimidas con su sangre».

El Señor es liberal con todos, pero no con los ingratos. “La ingratitud, dice San Bernardo, seca la fuente de la bondad divina (...). De aquí nace lo que dice San Jerónimo, que “no hay en el mundo bestia tan cruel como el mal sacerdote, porque no quiere dejarse corregir” (...). Y San Juan Crisóstomo, o sea el autor de la “Obra imperfecta”, añade: “Los seglares se corrigen fácilmente, en cuanto que los sacerdotes, si son malos, son a la vez incorregibles” (...). 
Se le reveló a Santa Brigida que los sacerdotes pecadores serán hundidos en el infierno más profundamente que todos los demonios en el infierno: Todo el infierno se pondrá en movimiento (...). ¿Cómo festejaran los demonios las entrada de un sacerdote, para salir a su encuentro [Is 14, 9]. Todos los príncipes de aquella miserable región se alzarán en primer lugar en los tormentos al sacerdote condenado; y continua diciendo Isaías que en el seol se dirá: También tu te has debilitado como nosotros; a nosotros te has hecho semejante [ Is 14, 11]. ¡Oh sacerdote! Tiempo hubo en que ejerciste dominio sobre nosotros, cuando hiciste bajar tantas veces al verbo encarnado sobre los altares y libraste a tantas almas del infierno; pero ahora te has hecho semejante a nosotros y estás atormentado como nosotros: has descendido al seol tu resplandor [Is 14, 11]. La soberbia con que despreciaste a Dios es la que por fin te ha traído aquí. Bajo ti hace cama la gusanera y gusanos son tu cobertor [Ib. 11]. Pues bien, dado que eres rey, aquí tienes tu estrado regio y tu vestido de púrpura; mira el fuego y los gusanos que te devorarán continuamente cuerpo y alma. ¡Cómo se burlarán entonces los demonios de las misas, de los sacramentos y de las funciones sagradas del sacerdote! Le miraron sus adversarios y se burlaron de su ruina [Lam. 1, 7].

Advertencia a los sacerdotes

En una de las últimas visiones que recibió Lucía, Nuestra Señora habló sobre los sacerdotes, transmitiéndoles dos mensajes importantes: (1) los sacerdotes deben esforzarse por ser puros; y (2) los sacerdotes deben dedicar su tiempo y esfuerzo a lo que se refiere a Dios y a la salvación de las almas, y no a asuntos ajenos.


El Antiguo Testamento nos muestra que el sacerdote tiene el deber de enseñar a la gente a distinguir entre lo sagrado y lo profano, lo limpio y lo inmundo. Entre lo que está bien y lo que está mal.
Ezequiel 44:23
»Los sacerdotes deben enseñar a mi pueblo a distinguir entre lo santo y lo profano, y entre lo puro y lo impuro.
“Se nos dice que en aquel lugar habrá llanto y crujir de dientes; de suerte que allí rechinarán los dientes de los que, mientras estuvieron en este mundo, se gozaban en su voracidad; llorarán allí los ojos de aquellos que en este mundo se recrearon con la vista de cosas ilícitas; de modo que cada uno de los miembros que en este mundo sirvió para la satisfacción de algún vicio, sufrirá en la otra vida un suplicio especial”. (San Gregorio Magno, Hom. 38 sobre los Evang.)

Mensaje profético de Nuestra Señora de La Salette contra el Clero apóstata:
“Los sacerdotes, ministros de mi Hijo, por su mala vida, por sus irreverencias y su impiedad al celebrar los santos misterios, por su amor al dinero, a los honores y a los placeres, se han convertido en cloacas de impureza. Sí, los sacerdotes piden venganza, y la venganza pende de sus cabezas. ¡Ay de los sacerdotes y personas consagradas a Dios, que por sus infidelidades y mala vida crucifican de nuevo a mi Hijo! Los pecados de las personas consagradas a Dios claman al cielo y piden venganza, y he aquí que la venganza está a las puertas, pues ya no hay almas generosas ni persona digna de ofrecer la Víctima sin mancha al Eterno en favor del mundo. Dios va a castigar de una manera sin precedentes. ¡Ay de los habitantes de la tierra! Dios va a derramar su cólera y nadie podrá sustraerse a tantos males juntos. Los jefes, los conductores del pueblo de Dios, han descuidado la oración y la penitencia, y el demonio ha oscurecido sus inteligencias, se han convertido en estrellas errantes que el viejo diablo arrastrará con su cola para hacerlos perecer... ».
“Las iglesias serán cerradas o profanadas; los sacerdotes, los religiosos serán expulsados, los harán morir, y morir de una muerte cruel. Muchos abandonarán la Fé, y el número de Sacerdotes y religiosos que se separarán de la verdadera religión será grande. Entre estas personas se encontrarán incluso Obispos.

“Muchas casas religiosas perderán completamente la fe y perderán a muchísimas almas.

La Virgen lo advirtió en Salette que los sacerdotes habían descuidado su compromiso con Dios para atender los afanes del mundo y dijo que se infiltrarían en las ordenes religiosas individuos entregados al pecado amantes de los placeres carnales.
“...el demonio usará toda su malicia para introducir en las órdenes religiosas a personas entregadas al pecado, pues los desórdenes y el amor de los placeres carnales se extenderán por toda la Tierra.

... y los hombres se pervertirán más y más. Dios cuidará de sus fieles servidores y de los hombres de buena voluntad. 

...habrá una especie de falsa paz en el mundo; no se pensará más que en divertirse; los malvados se entregarán a toda clase de pecados; pero los hijos de la Santa Iglesia, los hijos de la fe, mis verdaderos imitadores, creerán en el amor de Dios y en las virtudes que me son más queridas. 

 

Revelaciones Celestiales a Santa Brígida de Suecia - Libro 3

Palabras de Ambrosio a la novia ofreciendo una alegoría sobre el hombre, su esposa y su sirvienta, y sobre cómo este adúltero simboliza un malvado obispo mientras que su esposa simboliza a la Iglesia y su sirvienta al amor hacia este mundo, y sobre la severa sentencia de aquellos más apegados al mundo que a la Iglesia.

Capítulo 6

“Soy el Obispo Ambrosio. Estoy apareciéndome a ti y hablándote en alegoría porque tu corazón es incapaz de recibir un mensaje espiritual sin comparación física alguna. Había una vez un hombre cuya esposa legítimamente casada era encantadora y prudente. Sin embargo, a él le gustaba más la sirvienta que su esposa. Esto tuvo tres consecuencias. La primera es que las palabras y los gestos de la sirvienta le deleitaban más que los de su esposa. La segunda es que vestía a la sirvienta con finas ropas sin que le importara que su esposa estuviese vestida con harapos comunes. La tercera es que estaba acostumbrado a pasar nueve horas con la sirvienta y sólo la décima hora con su esposa. El pasó la primera hora al lado de la sirvienta, disfrutando al contemplar su belleza. Pasó la segunda hora durmiendo en sus brazos. Pasó la tercera hora alegremente haciendo labores manuales para el confort de la sirvienta.

Pasó la cuarta hora tomando un descanso físico con ella tras su arduo trabajo. Pasó la quinta hora inquieto mentalmente, preocupándose sobre cómo proveer por ella. Pasó la sexta hora descansando con ella, viendo ahora que ella aprobaba totalmente lo que él había hecho por ella. A la hora séptima el fuego de la lujuria carnal entró en él. Pasó la octava hora satisfaciendo su vehemente lujuria con ella. A la novena hora descuidó ciertas tareas que, sin embargo, le habría gustado llevar a cabo. Pasó la décima hora ejecutando algunas tareas que no le apetecía hacer. Y sólo durante esta hora permaneció con su esposa. Uno de los parientes de su esposa vino al adúltero y le reprochó fuertemente, diciéndole: 'Vuelve el afecto de tu mente hacia tu esposa legítimamente casada. Ámala y vístela como le corresponde, y pasa nueve horas con ella y sólo la décima hora con la sirvienta. Si no, estate atento, porque morirás de una horrible y repentina muerte.'

Por el adúltero me refiero a alguien que ostenta el oficio de obispo por el bien de proveerle a la Iglesia, pero, a pesar de ello, lleva una vida adúltera. Él se ha unido a la santa Iglesia en unión espiritual para que sea su novia más querida, pero retira su afecto de ella y ama al servil mundo mucho más que a su noble dama y novia. De este modo, hace tres cosas. Primero, se regocija más de fraudulenta adulación del mundo que de una obediente disposición hacia la santa Iglesia. Segundo, ama los adornos mundanos, pero le preocupa poco la falta de adorno material o espiritual de la Iglesia. Tercero, pasa nueve horas en el mundo y sólo una de las diez en la santa Iglesia. De acuerdo con esto, pasa la primera hora en buen ánimo, contemplando la belleza del mundo con deleite.

Pasa la segunda hora durmiendo dulcemente en los brazos del mundo, esto es, entre sus altas fortificaciones y la vigilancia de sus ejércitos, felizmente confiado de poseer seguridad física a causa de estas cosas. Pasa la tercera hora haciendo animadamente labores manuales por el bien de la ventaja mundana, para que pueda obtener el disfrute físico del mundo. Pasa la cuarta hora tomando alegremente un descanso físico después de su arduo trabajo, ahora que tiene suficientes medios. Pasa la quinta hora inquieto en su mente de diferentes maneras, preocupándose sobre cómo puede parecer ser sabio en asuntos mundanos.

Durante la sexta hora experimenta una agradable tranquilidad de mente, viendo que las gentes mundanas en todo lugar aprueban lo que ha hecho. En la hora séptima oye y ve los placeres mundanos y con disposición abre su lujuria a ellos. Esto causa que un fuego arda impaciente e intolerablemente en su corazón. En la octava hora lleva a cabo en acto lo que antes había estado meramente en su ardiente deseo. Durante la novena hora omite descuidadamente ciertas tareas que había querido hacer sólo por motivos mundanos, para no ofender a aquellos por los cuales siente un simple afecto natural. En la hora décima él a desgana ejecuta unas pocas buenas obras, temeroso de que pueda ser encontrado en desdén y gane una mala reputación o reciba una dura sentencia severa si por alguna razón enteramente descuida hacerlas.

Está acostumbrado a pasar únicamente su décima hora con la santa Iglesia, haciendo lo que hace, no por amor sino por temor. Tiene miedo, desde luego, del castigo de los fuegos del infierno. Si él pudiera vivir para siempre en confort físico y con muchas posesiones mundanas, no se preocuparía de perder la felicidad del cielo. Por ello, juro por ese Dios que no tiene principio y que vive sin fin, y afirmo con certeza que, a menos que regrese pronto a la santa Iglesia y pase nueve horas con ella y sólo la décima con la sirvienta, es decir, con el mundo – no por amarlo sino por poseer con renuencia la riqueza y honor de su oficio episcopal, y arreglando todo con humildad y razonablemente para la gloria de Dios – entonces la herida espiritual en su alma será tan grave – para hacer una comparación física – como la herida de un hombre golpeado tan terriblemente en la cabeza que su cuerpo entero está arruinado hasta las plantas de sus pies, con sus venas y músculos estallados, y sus huesos despedazados y la médula chorreando horriblemente en todas direcciones.

Tan severamente atormentado como parece el corazón en un cuerpo golpeado tan violentamente en su cabeza y las partes del cuerpo cercanas a la cabeza, que hasta las mismísimas plantas de sus pies duelen a pesar de estar más alejadas, igualmente torturada severamente aparecerá esa alma miserable que esté más cerca del estallido de la justicia divina, cuando en su conciencia se vea a sí misma siendo herida insoportablemente en todos lados.”



Las palabras de la Virgen a la novia comparando el obispo amante de lo mundano a fuelles llenos de aire o a un caracol echado en la mugre, y sobre la sentencia administrada a semejante obispo, que es totalmente lo opuesto al Obispo Ambrosio.

Capítulo 7

“Las Escrituras dicen: 'Aquel que ama a su propia alma en este mundo la perderá.' Ahora, este obispo amaba a su propia alma con todos sus deseos, y no había inclinaciones espirituales en su corazón. Bien podía ser comparado a los fuelles llenos de aire cercanos a una forja. Así como queda un resto de aire en los fuelles una vez que los carbones se han apagado y el metal rojo caliente está fluyendo, así también, aunque este hombre le ha dado a su naturaleza todo lo que ansía, perdiendo inútilmente su tiempo, todavía quedan en él las mismas inclinaciones como el aire en los fuelles. Su voluntad está inclinada al orgullo mundano y a la lujuria. A causa de estos vicios, ofrece una excusa y un ejemplo pecaminoso a las personas con corazones endurecidos quienes, desperdiciados en pecados, son arrojados al infierno.

Ésta no era la actitud del buen Obispo Ambrosio. Su corazón estaba lleno de la voluntad de Dios. Comía y dormía con moderación. Expulsaba el deseo de pecado y empleaba su tiempo útil y moralmente, bien podría ser llamado un fuelle de virtud. Curó las heridas del pecado con palabras de verdad. Inflamó a aquellos que se habían enfriado en el amor a Dios mediante el ejemplo de sus propias buenas obras. Refrescó a aquellos que se estaban quemando en deseo pecaminoso mediante la pureza de su vida. De este modo, ayudó a muchas personas a evitar entrar a la muerte del infierno, porque el amor divino permaneció en él todo el tiempo que vivió.

Este Obispo, por otro lado, es como un caracol que se reclina en su suciedad de origen y arrastra su cabeza por el suelo. De modo similar, este hombre se reclina y tiene su deleite en pecaminosa abominación, dejando que su mente sea arrastrada a lo mundano antes que al pensamiento de la eternidad. Yo le haría reflexionar sobre tres cosas: primero, la manera en la que ha ejercido su ministerio sacerdotal. Segundo, el significado de esta frase del Evangelio: 'Visten pieles de oveja pero por dentro son como lobos rabiosos.' Tercero, la razón por la cual su corazón arde por las cosas temporales pero es frío hacia el Creador de todas las cosas.” 


3 comentarios:


  1. San Agustín. De verb. Dom. serm. 31, ut sup (Catena Aurea)
    El Señor confirmó lo que oyó, esto es, que son pocos los que se salvan, porque entran pocos por la puerta estrecha. Dice esto mismo en otro lugar ( Mt 7): "Es estrecho el camino que conduce a la salvación y son pocos los que andan por él". Por esto añade: "Porque os digo que muchos procurarán entrar".

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  2. Rábano (Catena Aurea)
    Con razón se dio las llaves del Reino de los Cielos a aquel, que confesó con más devoción que los demás, al Rey de los cielos. De esta manera se hizo saber a todos, que sin esta fe y sin esta confesión, no entraría nadie en el Reino de los Cielos. Se entiende por llaves el poder y el derecho de discernir. El poder para que ate y desate y el derecho de discernir, para que distinga a los dignos de aquellos que no lo son.

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  3. Glosa
    De donde sigue: "Y cuanto atares, etc.", esto es, todo el que juzgares indigno de perdón mientras vive, indigno será juzgado delante de Dios. Y todo lo que desatares, esto es, a quien juzgares digno de ser perdonado mientras vive, alcanzará consiguientemente de Dios el perdón de sus pecados.

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